La Revolución de los Transportes
La Europa del este del Elba no podía soñar en otras cosas que no fueran sus viejos caminos, polvorientos en verano, convertidos en un barrizal durante la primavera; pero en la Europa occidental los medios de transporte sufrieron un cambio tan extraordinario que puede hablarse de una verdadera revolución de los transportes, base de la revolución industrial que justificó la transformación de la economía europea.
En primer lugar, se mejoraron los viejos medios: mejores carreteras y redes mas tupidas, la infraestructura de arenilla y el revestimiento más resistente inventados por el escocés Mc. Adam hacia 1819, fue conocido en Bélgica a partir de 1830, y desde mediados del siglo en Francia y Prusia. Los obreros y vagabundos se desplazaban a pie, y los burgueses y nobles a caballo o en carroza. Por las carreteras entre grandes ciudades, (las mejores) se podía circular a una velocidad módica que llego en 1848 a un promedio de 6 Km./h, las diligencias pesaban hasta 5 toneladas y podían transportar a unos 18 pasajeros. En Francia durante la época del directorio los coches tirados por 5 caballos aceptaban 3 o 4 pasajeros y alcanzaban los 15 Km./h.
Víctor Hugo aseguraba que se marchaba "como el viento", pero con una incomodidad grande, polvo, calor, estrechez, traqueteo, malas camas en las posadas y borrachos esperaban al viajero atrevido. Los transportes de mercancías resultaban muchísimo más lentos y caros, por lo que los comerciantes decidieron transportar sus mercancías por los ríos y canales que era más económico.
Así en 1808 una maquinaria de origen Británico fabricada en Brimingham navegó el río Hudson, era el Clermont de Fulton dando una primera demostración de las posibilidades en materia de transportes de vapor.
El ferrocarril representó una gran revolución en el mismo sentido cuando George Stephenson halló la solución para aplicar convenientemente la máquina de vapor a los transportes sobre rieles, abriendo con ello la posibilidad de transportar vagones cargados de mercancías y artículos diversos, para 1829 el ferrocarril alcanza en pendientes una velocidad de 46 Km./h.
Pese a lo anterior solo Inglaterra conoció un verdadero desarrollo industrial durante la primera mitad del siglo XIX, el resto del mundo tuvo la capitalización suficiente a partir de 1850 aún cuando en muchos lugares pervivían los viejos sistemas de producción.
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